hipotecas multidivisas

Nuestro pasivo por excelencia, que seguramente nos acompañe más allá de nuestro matrimonio, ha incrementado su protagonismo de nuestra particular cesta de la compra. El precio del dinero no deja de crecer, tensiones inflacionistas en la zona euro obligan al banco central europeo a hacer bueno su afán por mantener a raya los precios. Si además añadimos al guiso un barril de crudo a 100 dólares tenemos la incertidumbre en el horno. Hasta ahora un dólar depreciado no ha dejado caer el soufflé pero quien sabe, un cambio de tendencia y entramos en una espiral inflacionista que provocaría un posible incremento de tipos de interés, una caída en la inversión, etc... ¿Quien sabe?

Una posible solución para los sujetos de la microeconomía, es decir tu y yo, para reducir nuestros gastos sería contratar una hipoteca multidivisas que ahora empiezan a extenderse. Un primer cálculo basado en el tipo de cambio e interés del momento, según la moneda que se elija, arroja ahorros mensuales bastante notorios, aunque el análisis no debe quedar ahí. Efectivamente el tipo de interés es importante (quien no quiere pagar como los japoneses un interés de 1%) pero el tipo de cambio lo es aún más. El juego de la hipoteca multidivisas es a dos cartas, tipo de cambio y tipo de interés. Está última esta clara, siempre debe ser inferior a la carta nacional. Si el Euribor es 5% pues debemos buscar uno que sea menor. La segunda ya es mas peliaguda. Ya entramos en un analisis dinámico. Debemos tratar de escoger una divisa que esperemos mantenga su valor respecto al euro o que se vaya depreciando, si no corremos el riesgo de no solo no amortizar nuestro préstamo en euros si no de incrementarlo. Un ejemplo nos ilustrará, imaginemonos que contratamos un préstamo de 1.000 euros en yens que cotizan a 0,01 euros, es decir tenemos un pasivo de 100.000 yens. Al cabo de un mes se aprecia el yen y cotiza a 0,02 yens. Independientemente del tipo de interés (puede ser cero) tendremos una deuda de 2.000 euros. La hipoteca multidivisa es una opcion interesante aunque debe asumirse como un instrumento de financiación arriesgado que puede no sólo hacer caer el soufflé sino que puede reventar el horno y la cocina.