jueves, 8 de diciembre de 2011

Soy funcionario

En estos tiempos de recesión y color azul he pasado a la clandestinidad. Soy un apestado funcionario. Soy sospechoso de vago y bien pagado, aunque ninguna de las dos afirmaciones sean ciertas. En el 2010 me bajaron el sueldo y los que ahora vienen seguramente querrán quitarme otro cachito de mi nomina. Ellos odian lo público y los que les votan también, y por eso accionan con tanta alegría la tijera. El aplauso de los suyos es enfervorizado y su sentimiento revanchista aunque después cuando lo justifican digan que es por el bien del país. Yo les digo que no les creo, que la gangrena está en otros capítulos del presupuesto, en otros sectores de la economía, que es muy fácil y popular atizar al funcionario pero que solo deprimirán más el consumo y por ende la economía, que sólo desmotivarán aún más al empleado público que lleva perdiendo poder adquisitivo desde hace más de 10 años, que no actúen como carniceros con motosierra sino como cirujanos y extirpen sólo los tumores y no dañen el resto de órganos sanos, y que sean curiosos y lean las recetas que proponen los grandes economistas del momento para salir de la crisis.
Yo soy empleado público y creo en el sector público como garante de la justicia social. Mi legitimidad no está en mi oposición sino en mi trabajo diario. Yo trabajo para los demás y me hace sentir bien contribuir a un interés general y no al beneficio de una cuenta de resultados. Nosotros no somos el problema, somos lo que trabajamos en la solución.

sábado, 1 de octubre de 2011

Economía desorientada

Probablemente, en 3 meses, mi mujer estará en el paro, y yo me rebelo. Ella, orientadora laboral, en mi opinión, es parte de la solución pero para los que deciden es parte del problema. Increíble. Yo les digo: ahora no necesitamos tijeras, necesitamos estímulos. España no crece lo suficiente y es ahí donde brotan las dudas de los mercados financieros. No es un problema de déficit ni de deuda pública. El problema es que España no crece, está estancada y el sector privado esta en coma. Con este cuadro médico la receta menos indicada es la de la austeridad extrema que nos han vendido. El paciente está débil y nosotros no hacemos más que sacudirle con recortes. Ahora es el momento de animar y estimular a España y eso no lo va hacer el sector privado por mucho que se empeñen los halcones de la tijera. Eso sólo está en condiciones de hacerlo el sector público y debe hacerlo al son de una melodía única en todo el territorio nacional. La música debe estimular la economía en el corto plazo y debe ofrecer notas que transmitan que en el medio y largo plazo la deuda pública estará bajo control. Ahora toca bailar con frenesí pero con seny, asignando recursos públicos en aquello que es importante, como por ejemplo el capital humano. Casualmente mi mujer sabe algo de eso pero ella y toda la red de orientadores laborales de Mallorca pronto se irá al carajo y con ellos parte de la solución.

La soledad del parado en balears

En Baleares a los parados ya no hay nadie que les escuche, que les valore su situación actual, que les guíe en la maraña de recursos que les ofrece la administración o que les ayude a orientar su futuro profesional. En Baleares se ha hecho el silencio. La red de orientadores laborales financiado por el fondo social europeo desaparece de un plumazo por que a los políticos de aqui no les interesa. Y dicen que es por dinero pero esa excusa no vale: el dinero viene de fuera. Es sorprendente que un país con un problema endémico de paro se renuncie a un instrumento básico de las políticas activas de empleo. Es triste que dejen en la desesperanza a miles de desempleados de las baleares. Es patético que no sepan administrar los recursos que les brindan de Europa y es desesperante que pronto 100 profesionales se vayan a la calle. Al menos estos sabrán orientarse solos, pensaran los políticos iluminados que les han echado. Vaya nivel de dirigentes que tenemos. Estamos arreglados.

viernes, 25 de marzo de 2011

Más cachondeo

No tengo esperanzas. España está en crisis, el gobierno está agotado y la oposición no es alternativa. Que ilusión. Nuestro país vive de los guiris y hasta hace poco de los ladrillos. Estos últimos ya sabemos que se desmoronaron y arrastraron como un tsunami a buena parte de la economía española. ¿Y ahora que hacemos? No somos buenos en nada y vivimos de la caridad de la naturaleza que nos ha regalado sol y playa, y eso que la hemos machacado a base de hormigonazos, talas y alfombrados asfálticos. ¿Como vamos a competir con otros en un mundo abierto y competitivo? Los asiáticos y los indios siempre serán más productivos que nosotros, los alemanes y americanos más innovadores, y los franceses siempre serán un poco mejores que nosotros en todo. No encuentro nuestro nicho en este mundo salvo el happy hour y la sangría. Quizás deberíamos de plantearnos seriamente que no debemos ser un país serio. En los últimos años nos hemos emperrado en ser como nuestros vecinos del norte. Ahora ya tenemos todo reglado, legislado y controlado. ¿Y si rompemos con eso y volvemos al cachondeito? Apostemos con decisión por el turismo y volvamos a ser el país de la alegría, la simpatía y la fiesta. Nunca seremos como los del norte y tampoco seremos como los de Oriente. Nuestro modelo productivo nunca podrá estar basado ni en la industria, ni en la tecnología, ni en el conocimiento. El que aquí funciona es el modelo del pincho de tortilla con una cañita fresquita a la orilla de la playa. En eso nos salimos y no hay quien nos gane. ¿O es que lo hemos olvidado?